Fue en 1994 cuando Santiago López consiguió llevar a cabo el sueño de crear su propia bodega. Todo comenzó mucho antes, alrededor de los años 30, cuando su padre, también llamado Santiago, aterrizó en la Ribera del Duero procedente de Santander para crear una granja en el mismo lugar donde hoy se haya ubicada la bodega.

El contacto con el mundo de la viticultura llegó en los años 80, coincidiendo con los comienzos de la Denominación de Origen Ribera del Duero. Tras unos años vendiendo las uvas a otros bodegueros, llegó el momento ansiado de elaborar su propio vino, creando Bodegas López Cristóbal que es el resultado de la unión de dos apellidos (López por parte de Santiago y Cristóbal por parte de Lola, su esposa).

A continuación vino la incorporación de su hijo Galo, que supuso una ayuda determinante en la consolidación definitiva de la bodega, así como el aporte de un carácter muy personal a los vinos.

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